CUENTOS ✨📚🌸
Autor: Tinta del Corazon
Había una vez un gusanito, que se llamaba Mario. Él era muy simpático, pero también vago y travieso. Tenía muchos amigos, y él siempre los visitaba ó iban ellos a jugar
con él. Mario dijo: Hoy voy a ir a visitar a mi amiga, la rosa. -Pero Mario- le dijo la mamá: – ¡ Ya es tarde, además la radio dijo que iba a llover, y la rosa vive muy lejos.
-¡Mamá!- dijo Mario- No pasa nada. Ya soy grande. – Hijo, pero apenas tienes dos semanas, tienes que atravesar el bosque, cuidarte que no te coman los pájaros, está
lleno de sapos. -¡No pasa nada mami! ¡Yo soy un capo! – Andá y vuelve rápido, por favor- suplicó, la madre preocupada. Y Mario salió cantando, saludando a todos los
amigos que encontró en el camino, y cuando entró en el bosque, iba por debajo de las hojas para que los sapos y los pájaros no lo descubrieran. Llegó a la planta donde
estaba su amiga, la flor de rosa. Empezó a subir despacito y cuidando de no pincharse con las espinas. Y llegó hasta la flor. -¡Hola rosa! ¿Cómo estás? – ¡Qué sorpresa
Mario!- dijo la rosa – ¡Te esperaba más temprano.! – Mira, lo que pasa es que me quedé charlando y jugando con los amigos. ¡Pero …..¿No estás contenta de que te vine a
saludar? – No, no es eso, me encanta, lo que pasa es que es tarde, son las cinco de la tarde, y a las seis oscurece y de noche te puede comer la lechuza. ¡Además está
por llover!: – dijo la rosa. ¡Mira como se viene el cielo todo blanco! – Parece una gran tormenta. Tu familia debe estar muy preocupada. – ¡ No pasa nada! – dijo Mario. En eso
empezaron a caer las primeras gotas. Y se hizo de noche. – ¡Mario!- dijo la rosa. – ¡Si te vas ahora te va a agarrar la lluvia y te puedes ahogar. ¿Por qué no te quedas a
dormir aquí. Yo te tapo con mis pétalos. Mario asustado, dijo – Bueno. Y fue una gran tormenta, y era de plasticola, por eso se veía todo blanco. Pasó la noche, la tormenta
y vino el día. La rosa despertó a Mario, y le dijo: – Arriba Mario, tienes que irte, porque en tu casa deben estar preocupados. – ¡Bueno! – dijo Mario, y quiso salir.
-Hum…Hum…Hum… (Hizo fuerza y no pudo). – Ah!, ya sé – dijo la rosa. – ¡Fue la tormenta de plasticola y quedaste pegado a mis pétalos!. ¡ Dale, has fuerza para salir! –
Hum…Hum…Hum… De la gran fuerza que hizo salió despedido de la flor, pero con dos pétalos pegados. – ¡ Meeee caiiigo! ¡ Meee vooooy a maaaaatar!- gritó Mario – Esss
muuuy aaaalto. – ¡Muévete! – ¡dijo la rosa. Y Mario se empezó a mover y se movieron los pétalos, y Mario empezó a planear. ¡Vuelo! ¡Vuelo! ¡Vuelo! – dijo Mario. Y moviendo
los pétalos, se fue volando hasta su casa. Mario se enamoró de una gusanita normal, se casó y sus hijitos nacieron con alas ¡Así nacieron las mariposas! les quedó el
nombre de mari por Mario, rosa por la flor, pero como mi impresora andaba mal no salía la R completa, le faltaba una patita y salía P, y quedó MARIPOSA para siempre. Y
como quedó grabado genéticamente, las mariposas visitan siempre a las rosas.
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